Ya lo dijo Jesucristo, el Primer Revolucionario radical de la historia, “vino nuevo en vasijas nuevas”. Esta máxima revolucionaria nuestro Comandante Presidente la tiene muy clara: no es posible fundar la Vta. República, relanzar la Revolución Bolivariana sin tocar las bases de la sociedad y sus instituciones. Concreción de ello es el tamiz y dirección que nos propone para la redefinición y reorientación del proceso Bolivariano, las 3 RRR: REVISIÓN-RECTIFICACIÓN-REIMPULSO. Es por ello que la construcción del Proyecto Nacional Simón Bolívar, el Socialismo del Siglo XXI, la Democracia Participativa y el Ejercicio del Poder Popular en Venezuela; nos requiere hoy día cambios profundos en los diversos niveles y ámbitos de las instituciones del Estado, de sus organizaciones, de la sociedad civil, etc., tanto en los aspectos jurídico político, económico – social, como en los aspectos filosóficos – epistemológicos y espirituales. Si ello no sucede, sólo lo que logramos es legitimar y remozar las estructuras propias de la cuarta república, capitalistas, neoliberales, injustas e inicuas en detrimento de los destinatarios/as de sus acciones y peor aún de los más pobres, quienes muchas veces están o quedan fuera de sus ámbitos de acción. Si esto lo seguimos permitiendo es mejor que “bajemos la santa maría” y no pretendamos hacer un remiendo con un trozo de tela nueva, porque esta última al encogerse será mayor el desastre que causará. Y ¡queriendo hacer una gracia, terminamos haciendo una morisqueta! De esto está consciente nuestro Presidente Comandante y ello lo deben prever quienes llevan las riendas de las instituciones estatales.
La articulación entre el Nuevo Modelo de Estado y el Nuevo Orden Social eminentemente Socialista, que se pretenden alcanzar, se debe basar, orientar y regir por una armazón conceptual que relaciona como un todo los conceptos de Estado Socialista, Estado Comunal, Democracia Socialista, Democracia Directa y Democracia Participativa; con Sociedad Socialista , Economía Socialista, Autogestión y Propiedad Social de los medios de producción, comunas y consejos comunales; estos a su vez con, la transferencia de poder a las comunidades, Ejercito Popular, entre otros; que sin ningún tipo de ambigüedades definen, orientan y establecen el significado preciso sobre el ejercicio colectivo del poder por parte del pueblo organizado. Si no logramos este engranaje conceptual seguiremos adoleciendo en nuestro proceso de fundamentos y principios teóricos, filosóficos, políticos e ideológicos capaces de dar razón de lo novedoso del mismo y defender apologéticamente su ser inédito, emancipatorio, integracionista y equitativo.
Institucionalmente, el diseño del Proyecto Institucional de Transición al Socialismo debe ser comprendido y planificado en términos de procesos y etapas desde el punto de vista diacrónico-sincrónico: en varios momentos simultáneos, teniendo como base fundamental el Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS), además de ser EL REFERENTE para todas las acciones y planeaciones de las instituciones gubernamentales que median las políticas sociales, políticas, económicas, culturales, ideológicas, etc., de nuestro Gobierno y proceso revolucionario. En este sentido, se deben precisar objetivos estratégicos a corto, mediano y largo plazo; así como de las líneas estratégicas internacionales, nacionales, regionales y locales, las cuales resultan de vital importancia para construir y proyectar las transformaciones institucionales por venir. La implantación, desarrollo y hegemonía del Proyecto Nacional Simón Bolívar supone la construcción de un Nuevo Orden, un nuevo proceso de institucionalización y organización como respuesta al caos y déficit de legitimidad del diseño representativo, discriminatorio, alienante y enajenador de los bienes nacionales propio del modo de proceder de las instituciones que hemos heredado de la cuarta república y que la derecha endógena sigue aún legitimando, promoviendo y defendiendo a ultranza. Lo anterior implica la redefinición de las instituciones, de sus objetivos, estructuras, funciones, sistemas normativos, métodos y estilos de trabajo, control y evaluación, criterios para la toma de decisiones, selección y capacitación de personal; pero sobre todo, un cambio en el sistema de valores tanto personales e institucionales-organizacionales. Un cambio que es lento, donde apostamos por el éxito en función del fruto abundante que pretendemos cosechar y no por el éxito en sí mismo. Ello implica llenarnos de paciencia histórica para sembrar y tener la esperanza de recoger o no los frutos por cosechar.
Sin lugar a dudas, la Constitución de 1999 refunda la República de Venezuela bajo la orientación de la Doctrina Bolivariana y el principio de Soberanía Nacional. La Reforma planteada a la misma, postuló el ejercicio directo del poder por parte del pueblo organizado y la re-fundación ética y moral, es decir, propuso cambios a nivel de la superestructura ideológica que sintonizasen armónicamente con las transformaciones de las instituciones del estado y con las relaciones sociales de producción en la nación. Reto aún hoy vigente y por historizarse. Es por ello que la activación socio-institucional-organizacional y el actual momento político que enfrentamos, más allá de las estrategias y tácticas para lograr el triunfo del 23 de noviembre próximo, debe también contemplar no perder la visión de PROCESO, es decir, que para que los cambios perduren y den fruto abundante deben ser lentos, integrales y procesuales para que las instituciones y las personas que la constituyen, logrado el triunfo de noviembre, sean el canal y medio renovado para seguir construyendo y profundizando la Revolución Bolivariana.
Nuevos valores y proyectos, nueva estructura y lineamientos estratégicos deben inspirar a cada una de las instituciones en la operativización de las Tres RRR: REVISIÓN-RECTIFICACIÓN-REIMPULSO, en momentos de cambios y transformaciones radicales. Esta necesidad de cambios radicales deben estar permeados por los siguientes principios de trabajo: compromiso con el trabajo, convicción ideológica socialista-revolucionaria, lucha contra la corrupción, intercambio de experiencias y saberes, y participación protagónica de todos/as los actores: Directivos, gerencia media y base social del proceso organizacional e institucional. Igualmente, el cambio o conversión al socialismo debe generar nuevas categorías y conceptos los cuales deben nutrir el accionar y pensar de quienes generen estos proceso de cambio. Entre los nuevos conceptos debemos promocionar los siguientes:
- La relación base – base con los sujetos del sistema.
- El reconocimiento de los sujetos del sistema como protagonistas sociales históricos, políticos, éticos, morales, económicos y culturales; capaces de transformar su entorno.
- La cooperación y articulación intra y extra muros institucionales con el fin de concentrar todos los esfuerzos para el logro de los objetivos sociales que se traducen en el incremento de la calidad de vida. A esta cooperación y articulación se le ha denominado Focalización o Acción Focalizada del Estado.
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