lunes, 8 de septiembre de 2008

¡Revisamos o Erramos!: Diagnóstico Participativo Institucional (DPI)

Cuando hablamos del Diagnóstico Participativo Institucional, (DPI) en adelante, no queremos referirnos a cualquier tipo de diagnóstico sino aquél que garantice la participación democrática y protagónica de las Bases o Colectivos que hacen vida en la Institución u Organización. El modelo capitalista neoliberal al cual nos ha acostumbrado la Planificación Estratégica, que tiene también este matiz nada ingenuo, nos ha vendido una matriz que, como un camaleón, responde a los diferentes contextos e intereses perseguidos: FODA, FADO, DOFA, DAFO, etc. Ingenuamente, muchas veces, esta matriz o acrónimo lo aplicamos “a diestra y siniestra” sin darnos cuenta lo limitado de sus apreciaciones como también el “encajonamiento” y parcialización ante la realidad a que nos “entuba” y conlleva. Además de ello las exigencias que posee:

  • Un nivel de abstracción tal que implica “carcomerse muchas veces el coco” intentando inferir las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (FODA)

  • Construir los objetivos estratégicos generando los enlaces significativos entre cada una de las pseudorealidades diagnósticadas.

Esta matriz no es ingenua, es una de las herramientas que, entre otras, usan los Analistas del Mercado para posicionar un producto y hacérnoslo comprar aún cuando no lo queramos, deseemos o sea una necesidad real. Peligro del uso indiscriminado de esta matriz, es que, debido al Complejo de Inferioridad Inducida que nos han legado, hemos heredado y nos lo han hecho creer a través de casi 516 años de hegemonía imperialista, que lo nuestro es negativo, no sirve, no vale, etc. Al revisar las debilidades propuestas por la matriz, no salimos de “meter el dedo en la llaga” o “lamernos las heridas” generando una actitud pesimista, desesperanzada y paralizadora. Cuanto cuesta dar el salto a la novedad, la creatividad y la valorización positiva de lo que somos y tenemos como acervo cultural y vivencia de la venezolanidad, la cual tiene sus propias formas y maneras de ver, abordar y dar soluciones a sus ingentes necesidades.

Ya lo dicen los metodólogos: “el método (camino elegido) determina y condiciona el producto”. Recordemos las palabras de Frei Betto, las cuales citamos en un artículo anterior: “Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes”. Esta es una realidad sobre la cual debemos estar advertidos y concientes continuamente de ello. Es un criterio de discernimiento y elección que nos ayuda a poner los pies sobre la tierra y a no autoengañarnos.

El abordaje del DPI, no puede estar encapsulado en cuatro categorías solamente (¡No FODA!) sino que debe ser lo más integral posible, donde la realidad en sus múltiples dimensiones, variables, estructuras, coyunturas, etc., pueda ser abordada procurando recabar la mayor cantidad de información cultural-organizacional-institucional, sobre las personas y los sistemas-subsistemas y procedimientos que sustentan el accionar cotidiano del ente gubernamental. Ello permitirá tener una fotografía viviente, es decir, no estática de una realidad que está en continuo movimiento e interacción. Para ello el Equipo de Transición debe ser lo más flexible posible y agudo para leer entre líneas inclusive las realidades que por su grosor o bastedad pueda encandilar sin permitir mirar más allá de esa realidad, sabiendo que como dice el Principito: “lo esencial es invisible a los ojos” (Antonie de Saint-Exupéry)

Dependerá de la versatilidad del Equipo de Transición Organización o Institucional al Socialismo de la entidad gubernamental sobre la cual se busca incidir, el desarrollo de una mediación propia para el Diagnóstico Participativo Institucional (DPI) En el proceso revolucionario que vamos construyendo la instrumentación de Mesas de Diálogo y Construcción Colectiva de Conocimientos (MDCCC) que implique a los diferentes colectivos y actores de la institución u organización, viene siendo un medio idóneo para el logro de los objetivos propuestos. La instrumentación de estos medios deben, desde su inicio, multiplicar, hacer sentir que ellos son per se experiencias exitosas capaces de responder a los valores, actitudes a generar y objetivos a lograr en función de que la fotografía viviente a revelar-develar; es viable. ¡Eso sí!, se debe garantizar que lo dialogado y construido sea sistematizado y devuelto-volcado nuevamente, por parte del Equipo de Transición, a las Mesas de Dialogo para que sean validados por los Colectivos o las Bases mismas. Que aún cuando se modifique la letra o palabras expresadas no se pierda el espíritu de lo compartido y construido colectivamente. Aquí el Equipo debe mantener sanamente la tensión y atención para que no se enrarezca el clima de diálogo, no incidan factores perturbadores o saboteadores del proceso y evitar al máximo que se conciban estos espacios como simple espacio para “el gamelote retórico” sin concreciones futuras en cambios observables y medibles en bienestar de los implicados. Sus frutos deben permanecer y esa debe ser radicalmente la apuesta!

En la apuesta por las Mesas de Diálogo y Construcción Colectiva de Conocimientos (MDCCC), el papel de quienes en ese momento llevan las riendas de la institución a través de la administración y gerencia, es muy importante; en cuanto a:

  1. deben estar identificados y alineados con el proceso de transición al Socialismo apoyándolo y prestando al Equipo de Transición todos los recursos necesarios para que cumplan sin trabas su objetivo,

  2. participar activa y creativamente también en estas Mesas de Diálogo ya que ello le brindaría la posibilidad de darle un matiz diferente a su gestión en cuanto los “conectaría a tierra” tocando y escuchando las realidades cotidianas, las problemáticas de las personas subordinadas a su liderazgo como conocimiento de primera mano de lo que no circula por los canales regulares de información y no llega a los últimos pisos de las instituciones u organizaciones,

  3. acompañar al Equipo de Transición en cada uno de los proceso y estrategias a implementar en el proceso mismo de cambio organizacional e institucional,

  4. desarrollar una actitud de Pigmalión, es decir, enamorarse de la otra maestra, de los logros a conseguir que desde ya le dan y tienen vida,

  5. reconocer que este tipo de procesos “enturbian el agua”, es decir, al tocar puntos neurálgicos institucionales saltarán teclas, se tocarán sensibilidades que no son cómodas y por lo tanto crearán “ruido”. Reconocer que ello no es contra ellos/as o su gestión sino que “para sanar una herida muchas veces tenemos que escarbar, sacar la podredumbre para poner los bálsamos necesarios para su curación”, y por último,

  6. confiar en el Equipo de Transición, son una mano izquierda, otro oído, gusto, tacto, vista, olfato para lograr a su favor para apuntalar la consecución de la Suprema Felicidad Social tan deseada y requerida por nuestro pueblo.

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