martes, 2 de septiembre de 2008

MODELO ORGANIZACIONAL CAPITALISTA HEREDADO Y MODELO INÉDITO-REVOLUCIONARIO, UNA ALTERNATIVA ORGANIZACIONAL E INSTITUCIONAL PARA LA REVOLUCIÓN

Socialismo vs. Capitalismo neoliberal: ¡Dos modelos contrapuestos!

La práctica capitalista heredada, a nivel organizacional e institucional, ha permitido el “pseudodesarrollo y pseudobienestar” del pueblo y la humanidad. Ella ha sido la culpable de los grandes males de nuestra sociedad no permitiendo e inclusive aniquilando cualquier otra forma de relación económica, humana, trascendente, etc., capaz de desplazar el capital como fin único y hacerlo medio para el desarrollo y bien-estar pleno del ser humano. Esta práctica per se es destructora tanto de la naturaleza, de los medios de producción y del ser humano mismo haciéndolo “un RECURSO HUMANO”, es decir un medio más que puede ser desechado y utilizado según lo definan las políticas capitalistas y neoliberales, que tienen las horas contadas, de las grandes trasnacionales norteamericanas y europeas. El Socialismo hace del hombre, de la mujer, del bien común el centro de su acción y política poniendo todo en función de su bienestar y desarrollo con el compromiso de que éste bien-estar redunde a través de su práctica social transformadora en el bien social. Podríamos decir hace vida que…”el sábado es para el hombre/mujer y no éstos para el sábado” Valga la paráfrasis de las palabras de Jesucristo; de Mons. Romero, el Socialismo permite decir: “la alegría de Dios es que el pobre viva”, y por tanto que sea en abundancia de bien-estar en todas las dimensiones y niveles de su vida.

Las anteriores afirmaciones, en cuanto al capitalismo neoliberal, han encontrado en el modelo organizacional e institucional una forma de hegemonía y permanencia a través del tiempo que cada vez se va complejizando; hegemonía que hunde sus raíces en el desordenado afán de capitalizar, de tener (“Quién más tiene, más quiere” reza un viejo adagio), donde el fin justifica los medios y donde, quien debería ser fin: el hombre/mujer, se convierte en medio enajenado, subordinado a los intereses del capital dándose como consecuencia la explotación del otro/otra; convirtiéndose el hombre en un homo homini lupus, en un lobo para el hombre” (Hobbes s. XVII) Basta una mirada superficial, un paneo o en profundidad o preguntarle a cualquier trabajador/a de algunas de nuestras instituciones públicas, e incluso privadas, para que comience a abrirse ante nuestros ojos un abanico de estructuras, modos de proceder, canales de comunicación, decisiones, etc., que están muy lejos de permitir el acontecimiento del Socialismo en ellas además del trabajo denodado y constante de la derecha endógena la cual sabemos busca hacer o seguir haciendo de nuestras instituciones un bastión y trinchera para la lucha antirrevolucionaria. Sálvanse de esta afirmación los Ministerios, Empresas Socialistas, Instituciones, Entes Gubernamentales, Organizaciones de Participación Popular y Comunal, etc., que han iniciado un camino para la conversión y transición organizacional e institucional al Socialismo.
Como concreción de los modelos antes descritos, se caracterizan (en contraposición) algunos elementos que ayudarán a visualizar el status de cada uno de ellos, como también el carácter propio-capitalista y/o propio-socialista-inédito-revolucionario que a cada uno lo define. Se recurrirá a una serie de categorías las cuales ayudarán a definir los diferentes ámbitos implicados en el proceso de transición organizacional e institucional al Socialismo.

LA ESTRATEGIA ORGANIZACIONAL-INSTITUCIONAL DE LOS MODELOS:

Entendemos como estrategia…” el arte, traza (plan) para dirigir un asunto” (RAE)[1]. En las instituciones u organizaciones que hacen vida en y el Modelo Capitalista-Neoliberal, la estrategia es fundamentalmente adaptativa, es decir, se adapta, acopla, mimetiza con el entorno o contexto que le circunda “sin mojarse” en esa misma realidad manteniéndose siempre fiel a los objetivos capitalistas-neoliberales que la animan. Recordemos que el objetivo fundamental es sacarle el mayor provecho material a los medios y bienes de producción, incluidas las personas como “RECURSOS HUMANOS”. No asumen los países, los contextos, las regiones o las localidades como sujeto de su acción sino como objeto del cual se deben extraer los mayores beneficios posibles. Para muestra un botón, basta ver las Compañías Trasnacionales que además de su nombre extranjero, adornan su estrategia, política y proceder con el nombre soberano del país del que explotan, extraen sus recursos: p.e. XXXXX de Venezuela, XXXXX de Ecuador, XXXXX de Colombia, XXXXX de Brasil, etc. Su respuesta ante los cambios sociales, políticos y económicos son básicamente reactivos, es decir, ver cómo se saca provecho del momento presente y que esas coyunturas no pongan en peligro la lógica maquiavélica y diabólica del Sr. Mercado. Como “caimanes en boca de caño” están prestos inclusive a “pescar en río revuelto” con tal de seguir aprovechándose de los recursos de nuestros países, contaminando y empobreciéndolos en detrimento de nuestra existencia. Continuas son las críticas y acciones de nuestro Comandante Presidente en contra de este modelo que pone en peligro a la humanidad. Baste ver tantas iniciativas del Gobierno Bolivariana para contrarrestar este virulento flagelo que sigue engastado no sólo en nuestras instituciones y organizaciones sino también dolorosamente en muchas conciencias.

El Modelo para la Transición al Socialismo Organizacional e Institucional debe, en su estrategia y táctica, ante todo ser contextualizada sabiendo valorar y aprovechar al máximo, bajo criterios y valores socialistas, las potencialidades del entorno, sus fortalezas, las riquezas, las personas, etc., en función del bienestar social. Es decir, debe hundir sus raíces en cada una de sus realidades y responder a ellas. Una característica propia de la estrategia del nuevo modelo para la transición organizacional e institucional al socialismo es que debe ser anticipadora, es decir, prospectiva. Dado el continuo devenir de los procesos político-revolucionarios en los que nos encontramos inmersos en todos los ámbitos de la realidad, debemos desarrollar la capacidad de saber leer las señales del presente (discernirlas) y proyectar escenarios futuribles donde se toman en cuenta todas las variables en función de que éstas coadyuven al fortalecimiento y acontecimiento del Socialismo. Ello permitirá la versatilidad, novedad y creatividad en la respuesta idónea que cada coyuntura o escenario requiere, una respuesta re-evolucionaria que no es acomodaticia al status quo sino que lo trasciende y proyecta haciendo viable la creación de posibilidades de futuro tangibles que van a permitir encauzar los esfuerzos, energías, talentos humanos y recursos en función del fin pretendido.

Otro elemento fundamental de este nuevo modelo Socialista es que en su estrategia debe ser también proactiva, impulsada desde sí misma a crear las condiciones operativas necesarias en la implementación de estrategias y tácticas en función del objetivo revolucionario perseguido. Si la proactividad falla, el proceso de transición organizacional e institucional al Socialismo está herido de muerte desde su génesis. En su estrategia la apuesta por este modelo debe ser también diferenciada, en función de saber distanciarse del modelo capitalista u otro modelo organizacional que en sus fines, en su teoría y en su práctica deje filtrar el capitalismo neoliberal tácita o explícitamente.

Dado que ningún modelo es perfecto, si no así no se llamarían, éste debe también nutrirse en su accionar a través de las alianzas estratégicas intra y extra institucionales que sean posible establecer. Hacer ello va a permitir a la organización o institución la respectiva retroalimentación y enriquecimiento de su práctica revolucionaria además de tener referentes externos capaces de validar o no su protagonismo y su desenvolvimiento social en pro de la construcción del Socialismo. Hoy las organizaciones o instituciones no pueden pensarse ellas solas en este complejo entramado de relaciones sociales, sino deben hacer el esfuerzo de entablar puentes de diálogo y articulación interinstitucional para que el fin: la construcción y fortaleciendo del Socialismo Bolivariano, sea el único fin y no sean las instituciones y su labor un fin en sí mismo. Si esto llegase a ocurrir sería el anuncio de una muerte augurada.

[1] Diccionario de la Real academia Española (RAE) 2008.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ni el socialismo ni el capitalismo son buenos. Ambos son radicales y ninguno busca el bien común. Ambos tratan de DAR SOLUCION a los problemas de la Humanidad. Pero ninguno actúa al PREVENIR los problemas. Lo que vivimos actualmente es lo que llamo Guerra por los Recursos, principalmente los naturales. Somos demasiadas personas en un planeta que ya es demasiado pequeño. Nunca he visto a nadie del socialismo decirle a su gente que la quiere ver prosperada, por el contrario el socialismo aboga por que todos estemos en el promedio (muy bajo).
El capitalismo por su parte, destruye la mente de la gente al afanarse en lo material y vuelve a la gente en frustrados al ver que no hay oportunidad de alcanzar eso material. Estoy seguro que el capitalismo eventualmente colapsará porque los recursos de los que se sirve no estarán mas disponibles (¿que recurso? pues el que hace que la gente coma bien, un indio mas una tortilla menos).
Pero el socialismo genera mentes pasivas y conformistas. Nadie querrá esoforzarse. Y si nadie se esfuerza le toca tortura o muerte por no seguir ordenes. Gente muerta = no hay fuerza de trabajo.

Los verdaderos problemas de la humanidad tienen una solución tan sencilla. Sin embargo, es nuestra falta de cultura la que no nos permite asimilar esas soluciones.

No ha oferta de bienestar para la humanidad, puesto que hay muchos que ya tienen ocupadas esas ofertas. La población mundial crece y crece y crece. Nada nos cuesta tener sexo a discreción, pero la gente no entiende que no debe tener tantos hijos, que desde luego no puede mantener.