lunes, 15 de septiembre de 2008

Pedagogía de la Transición o el Paso a Paso del Cambio II.

Teniendo presente que un proceso pedagógico de cualquier índole, implica facilitar los medios necesarios para garantizar la secuenciación en las acciones, su gradualidad y progresiva complejización, en la materia que nos atañe, como lo es la Transición Organizacional e Institucional al Socialismo (TOIS), los modos de su implementación pueden encontrar o no más o menores resistencias en los destinatarios, las personas, que participan en el proceso.

Cuando se intenta imponer un proceso, aún cuando se haga alarde de la apertura del mismo, y se utiliza la ascendencia jerárquica como medio para infligir presión, coacción y coerción sobre las personas y/o los Colectivos participantes, tengamos por seguro que todo proceso de cambio pretendido es en sí mismo un fracaso. El temor a las retaliaciones, a los “pases de factura” por no hacer lo que dice la Gerencia de la Institución u Organización o el Equipo de Agentes de Cambio, será lo que moverá las acciones de las personas mas no la convicción personal de la necesidad del cambio o transición al Socialismo. Ello traerá como consecuencia que las directrices o lineamientos dados entorno a estos procesos sea letra muerta, gamelote retórico ante el cual nadie se siente implicado/a, convocado ni será capaz de mover un dedo para que acontezca un cambio por pequeño que sea. “Verán los toros desde la barrera” sin inmiscuirse en la corrida, además de generar resistencias activas y pasivas a dichos cambios.

En la pedagogía revolucionaria que queremos ir consolidando para la TOIS, en su esencia participativa, socialista y democrática; las imposiciones deben estar descartadas de plano. Tanto la Gerencia responsable de la administración del ente gubernamental como el Equipo TOIS deben tener presente que son facilitadores mas no autores del mismo, es decir, mediación cualificada para que esta transición acontezca. El mismo proceso los convierte en protagonistas y responsables privilegiados, responsabilidad que le ha sido delegada por el Poder Constituido y cuyas acciones deben estar dirigidas al fortalecimiento del protagonismo y participación social del Poder Constituyente, del pueblo, destinatarios de sus acciones y fuente de dicha delegación. Ética y revolucionariamente se encuentran comprometidos por hacer los mayores y mejores esfuerzos para facilitar la participación de las Bases en el proceso de TOIS como también seguir apuntalando el proceso revolucionario en la institución u organización y por ende en el país.

En cuanto a la forma como se puede proceder, cuando la transición es impuesta, las acciones están dirigidas o entubadas a través de un procedimiento o norma preestablecida cocinada en un laboratorio, inclusive capaz de predecir las reacciones y decisiones de las personas implicadas. Procedimiento alienatorio, enajenador, manipulador y conductista. No es extraño que este procedimiento esté excelente y sospechosamente respaldado por mucha teoría, términos muy técnicos e incomprensibles para la gran mayoría de los mortales, anglicanismos y otras cosas más. Apostando porque sea un procedimiento participativo, socialista y democrático, se debe conceder un margen holgado de maniobra y libertad a las personas, Bases y Colectivos involucrándolas en el proyecto de TOIS protagónicamente a través de Mesas de Diálogo y Construcción Colectiva de Conocimientos (MDCCC), las cuales serán las bases estratégicas sobre la que se fundará el proceso de transición junto al Equipo TOIS y a la Gerencia de turno.

En un contexto de imposición de la transición organizacional e institucional, los criterios que motorizan las acciones son fundamentalmente cuantitativos, lo que importan son los números, las estadísticas más no la dimensión humana-cualitativa. En el nuevo matiz que le queremos dar y que apuntale un modelo participativo, socialista y democrático deseamos que sean, ante todo, los Valores Socialistas vividos como actitudes de activación y transformación social organizacional e institucional, los que direccionen y marquen la pauta haciendo de este proceso un espacio para el aprendizaje y apuntalamiento del proceso revolucionario Bolivariano que estamos consolidando.

Sea que busquemos imponer o hacer del proceso de TOIS una experiencia participativa, socialista y democrática; ambas apuestas tienen sus ventajas y desventajas. En el primer modo: cambio o transición impuesto, la principal ventaja es que éste modo de proceder brinda seguridad a quienes “lo aplican”, uniforman todo estandarizándolo sin permitir las particularidades propias y las riquezas que implica acompañar este tipo de proceso, cerrando la posibilidad de dejarse sorprender por la creatividad y la novedad de la cultura y vida propia de las personas y la institución u organización misma. En el segundo modo, la apuesta por la participación protagónica, socialista y democrática, debe estar preñada de flexibilidad, sin rigideces pero sí con exigencia revolucionaria y socialista, lo cual permitirá desarrollar una capacidad de reacción proporcionada, ágil, efectiva e integral que redundará paulatinamente en la disminución de las resistencias al cambio o a la TOIS a nivel personal e institucional.

martes, 9 de septiembre de 2008

Pedagogía de la transición o el paso a paso del cambio organizacional Socialista.

Para que los cambios perduren y permanezcan en el tiempo, deben ser procesuales, graduales y no deben “quemar etapas”. De este tipo de evolución hemos sigo testigos en estos casi 10 años de Revolución Bolivariana. Y ésta es la apuesta de nuestro Comandante-Presidente, al ir poco a poco tejiendo una delicada filigrana que va decantando en acciones a favor del pueblo y el logro de la Suprema Felicidad Social. A veces, y entre ellos me incluyo, nos invade la “impaciencia histórica”, ese gusanito que nos invade y provoca intempestivamente hacernos de la “Navaja de Ocam” para hacer pasar por ella tantas trabas, oposición y resistencia que vamos encontrando a los cambios sociales, políticos, económicos, etc., que vamos consolidando (inclusive dentro de quienes se visten o se dicen que son rojos rojitos y terminan como la pumalaca o puma rosa: rojos por fuera y blancos por dentro!). Ante tanta renuencia muchas veces nos desesperanzamos, “se nos cae la empalizá” y podemos durar con ella un rato en el piso!, pero sólo la fe en Dios, en el pueblo y en nuestro Comandante-Presidente nuevamente nos lleva de vida y esperanza para seguir en la lucha revolucionaria, en el debate de las ideas, en la construcción colectiva de acciones y conocimiento.


Así como criar un muchacho/a, acompañar a alguien en un proceso de formación como cuadro político, para despertar su conciencia, para su emancipación, etc., la Transición Organizacional e Institucional al Socialismo, (TOIS) en adelante, tiene también su pedagogía, es decir, un fundamento respetuoso, socialista, procesual, gradual y una manera de acontecer que apuesta por cambios a mediano y largo plazo, cambios que sean capaces de hundir sus raíces, nutrir, dar solidez, frondosidad y frutos perdurables destinados a generar bien-estar y vida revolucionaria en abundancia. A nivel organizacional e institucional, los cambios muchas veces son imperceptibles dado lo titánico que resulta el aparataje burocrático sobre el cual se asientan nuestras instituciones, y también estos son posibles en la medida que sean capaces de mejorar ante todo la calidad de vida de las personas que la componen, las estructuras organizacionales y los diferentes sistemas que lo forman. Sobre esta triada: personas, estructuras y sistemas debe incidir el cambio o la TOIS.


En cuanto a la pedagogía, aplicada a la TOIS, vamos a caracterizar la transición cuando es impuesta a cuando es, en contraposición, participativa, socialista y democrática.


Cuando el cambio es impuesto, las acciones a realizar se visualizan como secuenciales, planificadas, lineales, encadenadas y sin posibilidad de marcha atrás, es decir, prima aquél refrán que dice …”chivo que se devuelve, se desnuca”. Este tipo de cambio pretendido mata el espíritu, la creatividad, la proactividad, la posibilidad de dejarnos sorprender por la insondable riqueza de las personas y procesos inéditos que encarna esta revolución e inclusive de las mismas organizaciones e instituciones que, contracorriente, desean salir del atolladero al cual las políticas cuartarepublicanas las execraron. Tiende a forzar la barra, apuesta por el brillo y el éxito y el prestigio de los “Agentes de Cambio” que están llevando adelante este proceso. Y si algo o alguien se atraviesan en su camino, “¡se lo llevan por los cachos!” No es raro encontrar a estos Agentes de Cambio llenos de frustraciones y heridas porque han querido “llevar el agua a sus molinos” y, desgraciadamente, muchos y muchas desaparecidas y caídos en acción debido a la imposición de sus planeaciones estratégicas descontextualizadas y neocapitalistas. En nuestro contexto revolucionario y Socialista Bolivariano, apostando porque la TOIS sea participativa, socialista y democrática, las acciones deben ser muy bien planificadas y encadenadas-concatenadas con posibilidad de modificación adelante-atrás, sin rigidez, ocultamientos, socializadas y transparentes; donde sea en el continuo dialogar con la Base, con los Colectivos sociales donde se vaya batiendo el cobre, acrisolando el oro que permita luego ir modelando la organización e institución a través de consensos y la construcción de conocimientos a través del intercambio de ideas y saberes. El acompañamiento brindado por el Equipo TOIS, deber ser no directivo sino propositivo siendo capaz de discernir, ponderar y elegir los mejores medios y modo de gestión que coadyuvará al logro de los objetivos pretendidos.


En la manera como se implementa el cambio, cuando es impuesto este viene de arriba hacia abajo, completamente vertical buscando fortalecer el modelo piramidal organizacional o institucional “en modo cascada”. Además de ello es unidireccional, es decir, no hay retornos. Unos dicen, piensan y otros ejecutan sin mediar palabras o resultados. Unos mandan y otros obedecen, simplemente. En el modelo que buscamos promover: participativo, socialista y democrático, nuestro proceso debe ser bidireccional, es decir, “que vaya y venga sin que nada lo detenga”, con la capacidad de promover la retroalimentación mutua de quienes llevan en sus hombros la responsabilidad de la gestión y administración organizacional e institucional, del Equipo TOIS como de los múltiples actores de Base o Colectivos implicados en el proceso. Además de ello, debe primar el criterio de la horizontalidad en las relaciones personales como también en la asunción del papel de corresponsables en la misión de la institucional y no de meras subordinaciones replicando el modelo capitalista neoliberal del cual adolecemos y sufrimos aún.


¡Continúa camaradas!

lunes, 8 de septiembre de 2008

¡Revisamos o Erramos!: Diagnóstico Participativo Institucional (DPI)

Cuando hablamos del Diagnóstico Participativo Institucional, (DPI) en adelante, no queremos referirnos a cualquier tipo de diagnóstico sino aquél que garantice la participación democrática y protagónica de las Bases o Colectivos que hacen vida en la Institución u Organización. El modelo capitalista neoliberal al cual nos ha acostumbrado la Planificación Estratégica, que tiene también este matiz nada ingenuo, nos ha vendido una matriz que, como un camaleón, responde a los diferentes contextos e intereses perseguidos: FODA, FADO, DOFA, DAFO, etc. Ingenuamente, muchas veces, esta matriz o acrónimo lo aplicamos “a diestra y siniestra” sin darnos cuenta lo limitado de sus apreciaciones como también el “encajonamiento” y parcialización ante la realidad a que nos “entuba” y conlleva. Además de ello las exigencias que posee:

  • Un nivel de abstracción tal que implica “carcomerse muchas veces el coco” intentando inferir las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (FODA)

  • Construir los objetivos estratégicos generando los enlaces significativos entre cada una de las pseudorealidades diagnósticadas.

Esta matriz no es ingenua, es una de las herramientas que, entre otras, usan los Analistas del Mercado para posicionar un producto y hacérnoslo comprar aún cuando no lo queramos, deseemos o sea una necesidad real. Peligro del uso indiscriminado de esta matriz, es que, debido al Complejo de Inferioridad Inducida que nos han legado, hemos heredado y nos lo han hecho creer a través de casi 516 años de hegemonía imperialista, que lo nuestro es negativo, no sirve, no vale, etc. Al revisar las debilidades propuestas por la matriz, no salimos de “meter el dedo en la llaga” o “lamernos las heridas” generando una actitud pesimista, desesperanzada y paralizadora. Cuanto cuesta dar el salto a la novedad, la creatividad y la valorización positiva de lo que somos y tenemos como acervo cultural y vivencia de la venezolanidad, la cual tiene sus propias formas y maneras de ver, abordar y dar soluciones a sus ingentes necesidades.

Ya lo dicen los metodólogos: “el método (camino elegido) determina y condiciona el producto”. Recordemos las palabras de Frei Betto, las cuales citamos en un artículo anterior: “Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes”. Esta es una realidad sobre la cual debemos estar advertidos y concientes continuamente de ello. Es un criterio de discernimiento y elección que nos ayuda a poner los pies sobre la tierra y a no autoengañarnos.

El abordaje del DPI, no puede estar encapsulado en cuatro categorías solamente (¡No FODA!) sino que debe ser lo más integral posible, donde la realidad en sus múltiples dimensiones, variables, estructuras, coyunturas, etc., pueda ser abordada procurando recabar la mayor cantidad de información cultural-organizacional-institucional, sobre las personas y los sistemas-subsistemas y procedimientos que sustentan el accionar cotidiano del ente gubernamental. Ello permitirá tener una fotografía viviente, es decir, no estática de una realidad que está en continuo movimiento e interacción. Para ello el Equipo de Transición debe ser lo más flexible posible y agudo para leer entre líneas inclusive las realidades que por su grosor o bastedad pueda encandilar sin permitir mirar más allá de esa realidad, sabiendo que como dice el Principito: “lo esencial es invisible a los ojos” (Antonie de Saint-Exupéry)

Dependerá de la versatilidad del Equipo de Transición Organización o Institucional al Socialismo de la entidad gubernamental sobre la cual se busca incidir, el desarrollo de una mediación propia para el Diagnóstico Participativo Institucional (DPI) En el proceso revolucionario que vamos construyendo la instrumentación de Mesas de Diálogo y Construcción Colectiva de Conocimientos (MDCCC) que implique a los diferentes colectivos y actores de la institución u organización, viene siendo un medio idóneo para el logro de los objetivos propuestos. La instrumentación de estos medios deben, desde su inicio, multiplicar, hacer sentir que ellos son per se experiencias exitosas capaces de responder a los valores, actitudes a generar y objetivos a lograr en función de que la fotografía viviente a revelar-develar; es viable. ¡Eso sí!, se debe garantizar que lo dialogado y construido sea sistematizado y devuelto-volcado nuevamente, por parte del Equipo de Transición, a las Mesas de Dialogo para que sean validados por los Colectivos o las Bases mismas. Que aún cuando se modifique la letra o palabras expresadas no se pierda el espíritu de lo compartido y construido colectivamente. Aquí el Equipo debe mantener sanamente la tensión y atención para que no se enrarezca el clima de diálogo, no incidan factores perturbadores o saboteadores del proceso y evitar al máximo que se conciban estos espacios como simple espacio para “el gamelote retórico” sin concreciones futuras en cambios observables y medibles en bienestar de los implicados. Sus frutos deben permanecer y esa debe ser radicalmente la apuesta!

En la apuesta por las Mesas de Diálogo y Construcción Colectiva de Conocimientos (MDCCC), el papel de quienes en ese momento llevan las riendas de la institución a través de la administración y gerencia, es muy importante; en cuanto a:

  1. deben estar identificados y alineados con el proceso de transición al Socialismo apoyándolo y prestando al Equipo de Transición todos los recursos necesarios para que cumplan sin trabas su objetivo,

  2. participar activa y creativamente también en estas Mesas de Diálogo ya que ello le brindaría la posibilidad de darle un matiz diferente a su gestión en cuanto los “conectaría a tierra” tocando y escuchando las realidades cotidianas, las problemáticas de las personas subordinadas a su liderazgo como conocimiento de primera mano de lo que no circula por los canales regulares de información y no llega a los últimos pisos de las instituciones u organizaciones,

  3. acompañar al Equipo de Transición en cada uno de los proceso y estrategias a implementar en el proceso mismo de cambio organizacional e institucional,

  4. desarrollar una actitud de Pigmalión, es decir, enamorarse de la otra maestra, de los logros a conseguir que desde ya le dan y tienen vida,

  5. reconocer que este tipo de procesos “enturbian el agua”, es decir, al tocar puntos neurálgicos institucionales saltarán teclas, se tocarán sensibilidades que no son cómodas y por lo tanto crearán “ruido”. Reconocer que ello no es contra ellos/as o su gestión sino que “para sanar una herida muchas veces tenemos que escarbar, sacar la podredumbre para poner los bálsamos necesarios para su curación”, y por último,

  6. confiar en el Equipo de Transición, son una mano izquierda, otro oído, gusto, tacto, vista, olfato para lograr a su favor para apuntalar la consecución de la Suprema Felicidad Social tan deseada y requerida por nuestro pueblo.

jueves, 4 de septiembre de 2008

¡Revisamos o erramos! Condiciones, criterios y medios para la Revisión Institucional Revolucionaria (II)

En el artículo anterior describíamos algunas condiciones, criterios y medios que se debían poner en práctica, como base para ir generando el proceso de transición institucional y organizacional al Socialismo. A continuación comparto algunos otros elementos que coadyuvarán a que paulatinamente este proceso acontezca:


1. El Equipo de Transición debe contextualizarse, es decir, conocer al máximo el territorio como los actores que inciden directa e indirectamente desde dentro o desde fuera en la institución u organización en la cual se intenta generar el proceso revolucionario. Esto implica varias cosas:

  • Asumir lo que Yawhé le dice a Moisés cuando le habla por medio de la zarza ardiente: “Quítate las sandalias, que el terreno que pisas es tierra sagrada” (Ex. 3,5) Es reconocer que como Equipo, no nos las sabemos todas, que el terreno institucional u organizacional no nos pertenece y hay que entrar “escuchando crecer la hierba”, intentando definir, caracterizar los modos de relación, la cultura organizacional, los medios explícitos y tácitos de comunicación, el modo cómo se toman las decisiones, como fluyen los lineamientos de mando y gestión, cómo acontecen los Lineamientos o no del Alto Gobierno, la calidad o bienestar brindado por la entidad pública, etc., de tal manera que teniendo todos estos elementos se tenga una visión global de la compleja realidad del ente sujeto de cambio como de los diferentes actores que el él interactúan.
  • Personalizar el proceso, es decir, que el proceso a emprender sea modelado a imagen y semejanza de la realidad a abordar. No confiarse en repetir recetas exitosas en otras partes (es bueno tener un portafolio de experiencias) sino adecuar los planes y procedimientos de transición a la especificad propia de la institución u organización previo el trabajo de escucha atenta, paciente de todos los elementos y variables anteriormente descritas. Para ello el Equipo de Transición debe realizar un DIAGNÓSTICO PARTICIPATIVO INSTITUCIONAL (DPI) adecuado inclusive al contexto sociopolítico, económico, antropológico-cultural de la región o zona como también que busque evaluar en los ámbitos cualitativo y cuantitativo estos elementos y las respuestas que el ente gubernamental está dando a las demandas y exigencias de los destinatarios de sus acciones. En este proceso deben participar, para propiciar desde el comienzo los procesos de participación y protagonismo social, todos los actores implicados, fundamentalmente la Base, ya que allí es donde “se cuecen las habas” y nos jugamos realmente el proceso de cambio. Si éstos no intervienen los resultados serán meros productos de expertos, no generando procesos de promoción y protagonismo social, de renovación ni de continuidad permanente en el tiempo de los cambios a realizar. “Los otros” excluidos del proceso, lo asumirán someramente porque tal vez es una directriz pero será el “cumpli-miento” lo que moverá sus acciones desentendiéndose y creando fracciones y trincheras opositoras a los procesos anejos que la transición al Socialismo implica.
2. Novedad, creatividad y bienestar: Con ello me refiero a que el proceso a emprender tenga claro y socialice, comunique desde el inicio los beneficios o valores agregados, el bienestar que generará tanto para la institución u organización, para las personas que participen en el proceso, la colectividad en general y su aporte específico en el proceso de operativización del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS) Debe permitir ver en perspectiva que soñar realísticamente (no como una quimera) es posible, que los cambios son posibles y que toda acción por pequeña que sea es valiosa en función de los cambios a imprimir.

3. Ser “bálsamo que cure y sane las heridas” y no “sal y limón que las profundice”. Ante ello el equipo de Transición debe evaluar y aplicar estrategias conducentes a minimizar la resistencia al cambio como también a evitar que se profundicen las heridas generadas muchas veces por los maltratos institucionales u organizacionales dados en el pasado o aconteciendo aún en el presente. Debe ayudar a romper la hegemonía del modelo capitalista neoliberal aún presente en nuestras instituciones donde las personas no son más que Recursos Humanos, desechables como cualquier otro recurso, donde la plusvalía (como excedente del trabajo humano) no beneficia a quien lo produce ni tampoco le garantiza condiciones de vida sana o que garantice su existencia.

4. Ser propositivos no impositivos, orientadores no directivos. No hay nada peor para un proceso de transición, cambio institucional u organizacional que el ser impositivos y directivos. Basta que quienes participen en estos procesos, “huelan” imposición o manipulación donde se quiera que “el agua se vaya a un (determinado) molino” para que “echen tierrita” y se vacunen negativamente en contra del mismo. Por ello el Equipo de Transición debe ser cuidadoso en cada uno de los pasos a dar, evaluando y decidiendo (en consenso) cada una de las estrategias a implementar según las situaciones o vicisitudes que se presentan en el devenir del proceso sin perder el horizonte inspirador como lo es poner las bases para la consolidación de la Suprema Felicidad Social en nuestro país a través de la institución u organización gubernamental en proceso de transición al Socialismo Bolivariano.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

¡Revisamos o erramos!: Condiciones, criterios y medios para la Revisión Revolucionaria.

En el proceso de transición institucional y organizacional al Socialismo, no podemos ser ingenuos. Ya nos lo advierte Frei Betto (2005) al hablarnos de una trampa que, como sujetos en proceso de conversión a la revolución o militantes de izquierda y de los cambios institucionales u organizacionales al Socialismo que queremos generar, podemos caer ingenuamente: “Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes”. Esta es una realidad que no podemos negar. Es por ello que toda práctica en función de generar procesos de cambio, transición o conversión al Socialismo debe ser muy bien ponderado, discernido, sopesado dejando claras y sin ambigüedades las motivaciones y fundamentos de los medios o métodos que usamos como también las posibles consecuencias positivas o negativas que su utilización podrían acarrear a corto, mediano y largo plazo para el proceso de construcción y fortalecimiento de nuestro proceso revolucionario.

Planteadas las tres preguntas citadas en el anterior artículo: ¿Qué hemos hecho, qué hacemos, qué debemos hacer como institución u organización para la transición y la consolidación del Socialismo Bolivariano y la praxis de los Lineamientos del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS)?, se deben poner los medios más idóneos, “los mejores medios” (sin escatimar esfuerzos, costos económicos y políticos, protagonismos, etc.), de tal forma que las respuestas a ellas sean lo más sinceras, responsables y revolucionarias. Es por ello que se deben tomar muy en cuenta y generar las siguientes conditio sine qua non, condiciones sin las cuales no será posible generar el proceso:

  1. ¡La Base, la Base, la Base!, debe estar implicada desde el primer momento, es decir, todos los colectivos que hacen vida y presencia en la institución. Los cambios no se hacen sobre las estructuras o modelos organizacionalas o institucionales, sino sobre las personas. Es por ello que el proceso debe ser lo más inclusivo, participativo y democrático posible. Hacer vida y hacer valer la democracia participativa y protagónica de las personas y colectivos sociales en una continua comunicación, reflejo y participación de los avances, retrocesos, trabas, trampas, resistencias, ataques, etc., que va encontrando el proceso de transición al Socialismo en la organización o institución. Si la Base está presente, incluso en la planeación del proceso, tengamos por seguro el éxito del proceso; si no, desde ya, ha nacido muerto!

  2. Estar mosca con la tentación de que el proceso de cambio o transición lo piense, planifique un “grupo de expertos, detrás de un escritorio encerrados en su laboratorio”; es decir, que sea totalmente aséptico a las realidades globales que intervienen en este tipo de procesos. Aun cuando debe ser un equipo con el adecuado peritaje quien liderice el proceso, éste debe estar integrado también por quienes día a día van construyendo y viviendo los sabores y sinsabores de la institución. La dirigencia de gestión debe formar parte de éste como uno más no para marcar dirección, sino para tocar de cerca la realidad y nuevas realidades que en potencia desde ya se pueden proyectar para el mejoramiento en la atención y facilitación de los bienes y servicios.

  3. Planificar el proceso de cambio a partir de una base conceptual sólida, es decir, con fundamentos teórico-político-prácticos de tal forma que sea capaz de dar respuestas creativas y novedosas a cada una de las situaciones que se presente en el proceso, porque planear es más fácil que implementar.

  4. Para lograr cambios permanentes, el proceso debe ser gradual. No es de la noche a la mañana que se cambian procesos o procedimientos organizacionales e institucionales menos aún las convicciones, actitudes y valores de las personas. No pretendamos, en nuestro contexto venezolano, que en un mes se logrará el cambio, sino que será un proceso que implicará posiblemente algunos años en los cuales se irán constatando los avances o retrocesos paulatinamente. Si es MUY IMPORTANTE que el proceso cuente con un núcleo de gente crítico, un colectivo (Equipo de Transición al Socialismo) que evalúe constantemente las señales que va dando el proceso, la organización y la sociedad en la que hace vida la organización o institución como también la calidad o bienestar generado (medido en Índices Nacionales de Desarrollo Humano), a fin de asegurar la continua auto-renovación, retroalimentación y evaluación del proceso.

  5. No decretar el cambio. Los cambios profundos no se decretan ni se imponen. Todas las organizaciones tienen una estructura formal y otra informal: la que está en el papel y la que constituye la gente a través de sus relaciones. Por ello es vital que el Equipo de Transición al Socialismo Institucional u organizacional, debe ser capaz de ser todo oído, olfato, tacto, gusto, vista para detectar tanto el clima organizacional como también encontrar las rendijas organizacionales que potencialmente permitirían introducir cambios en la estructura misma (generar un modo alternativo de gestión-administración y cooperación intrainstitucional: p.e. en red, en espiral), en las personas (su modo de relación) y en los sistemas-procedimientos- (modo de concebir y hacer las cosas) Quien se queda en el mero gamelote fracasa, ya que “buenas obras son amores y no buenas razones”.

  6. Hablar de cambio institucional u organizacional no es “cadenita ni monedita de oro” para muchos, especialmente para quienes se benefician explícita o tácitamente del ostracismo presente en ellas. Es fundamental identificar las poblaciones o colectivos: a. Aquellos que reciben con beneplácito y esperanza esta propuesta ya que han estado marginados o discriminados laboral o humanamente. b. Los que dicen “sí pero aún no” ya que necesitan ser motivados y estudiar aún más los cambios propuestos pero que internamente los desean. c. Los que dicen “no” pero están dispuestos a dialogar y flexibilizar su posición en pro del bienestar para sí como para los demás del cambio a generar. d. Los que dice “no” y están dispuestos a no cambiar y que para ellos el cambio no es una novedad sino una amenaza. Estos últimos no son objeto ni sujeto de las acciones de cambio o transición, ya que allí encontraremos una oposición recalcitrante a toda iniciativa. Por tanto no se debe dejar que los resistentes ultrosos “de derecha extrema” se hagan cargo de los pilares y procesos del cambio. Un Equipo de Transición proactivo y propositivo se asegura de que “la vieja guardia“ no tema el cambio, ya que en cuanto sienten la más mínima amenaza, empiezan a jugar sucio. Es por eso que …“No echemos nuestras perlas a los cochinos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y nos despedacen” (Mateo 7:6)

Este mismo Equipo debe, por tanto, definir las diferentes estrategias para abordar a estos colectivos los cuales deberán ser sujetos del cambio o transición misma ya que el cambio si no viene desde dentro será simplemente una morisqueta!

martes, 2 de septiembre de 2008

VALORES SOCIALISTAS, SALVACIÓN DE LA REVOLUCIÓN (II)

Dime qué deseas y te diré a donde llegarás”:deseo del deseo y la vocación por la vida.

En este complejo, largo y prometedor proceso como entes organizacionales, institucionales o como Gobierno mismo, debemos potenciar y hacer producir al máximo el deseo del deseo, es decir, generar los procesos afectivos, políticos, espirituales, psicológicos, ideológicos, etc., con los sujetos que permitan la movilización en estos ámbitos, comenzar a explorar otras tierras; ser otr@s Abrahánes: “salir de nuestras tierras” (Gn. 12, 1. 4a) para descubrir y construir el nuevo cielo y la nueva tierra en nuestra patria. Aunque suene muy romántico y/o espiritual, debemos lograr esta movilización ya que no se trata únicamente de decretos, de leyes (gracias a Dios que las tenemos) o que nuestro Comandante–Presidente tenga claro el camino a seguir, sino que cada hombre o mujer, todo/a potencial revolucionario/a debe iniciar este camino y prepararse para las vicisitudes y satisfacciones que el optar por la propia vida y la vida en abundancia que le depara en la humanidad.

Otro elemento fundamental que toda iniciativa de formación en Valores Socialistas debe contener, si en verdad queremos ser coprotagonistas y hacedores de futuro socalista, se necesita cada uno/a de nosotros tome en serio la vocación más importante que tenemos: La Vocación a Vivir para dar sentido a la vida. ¿Qué significa, de manera general, la Vocación a Vivir? Lo primero que tendríamos que comentar es que el termino “vocación”, lejos de la connotación reducida que tradicionalmente se utiliza en el ámbito religioso y sacerdotal, no indicaría, solamente, la opción por ser “cura” o “monja”. La palabra “Vocación” viene del latín “vocare”, que significa “llamar”. Así pues, todos los seres humanos recibimos una llamada, una invitación para vivir en plenitud y dar vida a otros. La “Vocación a Vivir” es la llamada que viene de lo más íntimo de cada persona; pero también es la respuesta particular y diferente que cada cual da a esa invitación; así pues, las concreciones que se den serán dependientes de los “valores” escogidos libre y continuamente (autotrascendencia) Ellos no podrán ser impuestos si se desea que motoricen a la persona, gestora de todo cambio organizacional, institucional o social, sino que deben ser acompañados procesualmente sabiendo que si hoy preparamos la tierra, ponemos los mejores medios y sembrados buenas semillas, el tiempo nos dará buenos y abundantes frutos.

Por otra parte, la Vocación es dinámica, dado que se va descubriendo gradualmente, a medida que nos arriesgamos a vivir desde determinados Valores Socialistas. La decisión de asumir la Vocación dará como consecuencia que cada cual desarrolle su propio “Proyecto de Vida” cuyos fundamentos sean los Valores Socialistas, que ayuden a establecer cual será el sentido que le dará a su existencia, realidad de la que muchas veces se adolece generando un pragmatismo estéril: nos acostumbramos a “hacer cosas de revolucionarios mas no ser revolucionarios” con todos los intríngulis que ello significa: la vivencia de la honestidad, la responsabilidad, la dialéctica revolucionaria, el estudio sistemático, disciplinado, en profundidad; capacidad de crítica y autocrítica, ética socialista, etc. Tener por “Proyecto de Vida el Proceso Revolucionario”, implica establecer prioridades, saber cuáles son las propias convicciones y opciones fundamentales que fundarán el modo o forma de estar en la vida como las acciones que hablarán de ello, estar alerta ante situaciones personales o ajenas que saboteen el proceso y/o favorecer todo aquello que contribuya con él.

Hablar del Tercer Motor y la formación en Valores Socialistas, sigue siendo un reto. No está fundido, como nos lo quiere hacer ver la oposición capitalista lacaya, sino que “pica y se extiende”, que “está vivita y coleando”. ¡Deo gratias!

NUESTRAS INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES A EXAMEN REVOLUCIONARIO, ¿ESTAREMOS RASPADOS?

Después de unos días de merecido descanso, estimad@s camaradas, deseo abordar las 3 RRR: REVISIÓN, RECTIFICACIÓN-REIMPULSO, desde la perspectiva que nos atañe como lo es la facilitación de un proceso que conlleve a paso de vencedores a la transición organizacional e institucional al Socialismo Revolucionario Bolivariano.


¡Arrimamos o pateamos el mingo!


En todo proceso de cambio, sea personal-humano como institucional-organizacional, se viven momentos o estadios donde cada uno posee una caracterización propia, diferenciada y específica. Ya que el proceso inédito revolucionario nos implica una re-evolución, es decir, seguir, continuar evolucionando para bien en todos los aspectos como también han venido evolucionando muchas iniciativas de nuestro Gobierno, no podemos desfallecer en esta tarea a nivel institucional-organizacional gubernamental ya que no hacerlo es resignarse a morir o a seguir en el juego amoroso con el capitalismo neoliberal.


El 8 de enero del presente año, nuestro Comandante-Presidente signó al año 2008 como el Año de las 3 RRR basados en los 7 lineamientos que marcarían su gobierno, los cuales serían: la Nueva Ética Socialista, la Suprema Felicidad Social, la Democracia Protagónica y Revolucionaria, el Modelo Productivo Socialista, la Nueva Geopolítica Nacional, Venezuela: Potencia Energética Mundial, y la Nueva Geopolítica Internacional. "Propongo que el 2008, se le diga el año del reimpulso revolucionario", menuda y titánica tarea que como vemos a esta altura del año nuestro Líder la ha venido realizando. Los tres momentos definidos por nuestro Comandante nos ponen en alerta ante el quietismo e instalación estéril que en los entes de Estado podemos seguir cultivando alimentando con ello no sólo los muchos vicios organizacionales, administrativos, corruptelas, etc., heredadas de la cuarta república sino, lo que es peor aún, haciendo cada vez más ineficaz las posibilidades del bienestar social, de seguir “arrimando bolas al mingo” para lograr la mayor suma de felicidad posible, bienestar que debe redundar en beneficio pleno del pueblo. La práctica sigue siendo aún cuesta arriba en la Revisión-Rectificación-Reimpulso institucional y organizacional. Y en muchos casos no se arriman bolas sino… ¡se le da una patada al mingo!, encontrando en ellas bastiones o trincheras declaradas expresamente de oposición al proceso que vamos construyendo.


Las 3 RRR, tres engranajes o tres momentos que se complementan.


Asumiendo la imagen del engranaje, cuyo motor impulsor debe ser el deseo y acción del cambio y transición al Socialismo Bolivariano como también la búsqueda denodada de la Suprema Felicidad Social donde estemos implicados todos y todas, cuando hablemos de REVISIÓN a nivel institucional u organizacional nos debemos referir a crear en ellas la necesidad de cambio para salir del ostracismo en el cual se encuentran inmersas muchas de ellas. Es generar la pregunta dialéctica y radical: ¿estamos haciendo las cosas como las deberíamos hacer?, sabiendo que no son favores lo que hacemos sino una apuesta por cumplir el deber que nos exige la Constitución, el pueblo y el Gobierno Nacional. El referente o criterio de discernimiento deben ser los Índices de Desarrollo Humano (IDH) propios de cada institución u organización a favor de nuestro pueblo. Índices, avances reales, sincerados, sin remozamientos, cuali-cuantitativos, que en la particularidad propia de la institución u organización, cada una de ellas evalúe cómo a traducido y hecho realidad los Lineamientos del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS), punta de lanza y brújula que guía a nuestro Comandante-Presidente y que por ende nos debe guiar en la consolidación del proceso revolucionario que estamos viviendo. A esta pregunta, deben secundarla una triada, tres preguntas más de igual peso e importancia:


  1. ¿Qué hemos hecho como institución u organización para la transición y la consolidación del Socialismo Bolivariano y la praxis de los Lineamientos del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS)?

  2. ¿Qué hacemos como institución u organización para la transición y la consolidación del Socialismo Bolivariano y la praxis de los Lineamientos del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS)?

  3. ¿Qué debemos hacer como institución u organización para la transición y la consolidación del Socialismo Bolivariano y la praxis de los Lineamientos del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS)?


Como vemos, estos cuestionamientos, dentro del momento o engranaje REVISIÓN, repite el modelo de las 3RRR como buen modelo pedagógico intuido por nuestro Comandante, impulsando a quien(es) deseando y asumiendo una actitud revolucionaria desea seguir generando cambios profundos a nivel personal como institucional u organizacional. Responderse estas preguntas sincera y auténticamente, más allá de generar un actitud de mea culpa, es decir, darse golpes de pecho (la cual es una buena manera evasiva para no cambiar), debe disponer al sujeto como a la institución u organización a poner todos los mejores medios para responder a su papel social vital en la facilitación de los bienes y servicios que por Ley está obligada a dar como también a apuntalar el proceso de solidaridad, equidad y justicia basada en los Valores Socialistas el pro de la construcción y fortalecimiento del Socialismo Bolivariano.

VALORES SOCIALISTAS, SALVACIÓN DE LA REVOLUCIÓN.


En la reflexión que venimos realizando sobre algunos aspectos sistemáticos propios de los procesos y elementos propios organizacionales, en función de la transición y/o conversión a lograr teniendo como norte la construcción del Socialismo Bolivariano; haremos un alto en cuanto a tocar una fibra neurálgica de nuestro proceso revolucionario que muchas veces el encandilamiento provocado por el pragmatismo operativo (valga la redundancia) no nos permite abordar. Esta fibra neurálgica es la formación en Valores Socialistas a través del Tercer Motor Moral y Luces.


Valores Socialistas, una realidad objetiva y activa.


Como señalaba en la entrega anterior, los Valores Socialistas deben ser pregonados y vividos como actitudes proactivas y de activación personal-social en función del bien común socialista, por ende de la sociedad y humanidad misma, y no como meros principios universales exhortativos. En una de las estratagemas o autoengaños que hemos caído, tal vez por no ser conscientes de los autoentrampamientos a que se nos acostumbró producto de una educación capitalista, ahora y siempre neoliberal, que le encanta ocultar la verdad y narcotizar los espíritus y consciencias evitando su emancipación y por ende su liberación; es hacer de los Valores meros principios teóricos sin ningún tipo de asidero en la realidad o que ellos se asumen por ósmosis o infusión trascendente. Nos encontramos con meras expresiones sentimentales o románticas exhortativas que sabemos importantes pero que cuánto cuesta hacer que ellos se hagan realidad, o con reflexiones de unos niveles científico-técnico-filosóficos tal que hacen imposible su historización o “conectarlos a tierra”. Cada persona, colectivo, comuna, organización, institución, país, etc., debe tener claro cuáles son los valores que dinamizarán su existencia en función del modo o manera de estar en este planeta como también en función de su función social (Valga la redundancia) para la transformación de la realidad y la emancipación propia y colectiva de las ataduras de la opresión y esclavitud capitalista.


Valores paridos por el pueblo y la historia.


Al intentar abordar la formación en valores socialistas desde cualquier trinchera revolucionaria, debemos asumir que ¡los valores no han nacido hoy!, que no son fruto de la Planificación Estratégica, sino que son antropo-socio-genéticos, es decir, ellos hunden sus raíces en nuestras culturas ancestrales, tienen una entidad corpórea no tangible sensiblemente: forman parten del gran legado de nuestra historia y cultura a través de la práctica histórica lo que los hace objetivos per se, que se vienen actualizado hoy a través de las expresiones más sencillas, genuinas, poco complejas y espontáneas de nuestro pueblo en su cotidiano vivir y actuar. Prácticas solidarias, en búsqueda del bien común, de transformación de una realidad o realidades adversas que ponen en peligro la propia existencia y que tienen sus asideros en la cultura de los pueblos a través de su práctica continuada. Estas prácticas fueron generando a través de los años niveles de bienestar y desarrollo capaces de ser tenidas como prácticas replicables, modos de relación, interacción con la naturaleza, etc., en los diferentes ambientes y contextos donde estos mismos se desarrollaron. Basta entrar en contacto con los valores que impulsaron la lucha independentista: igualdad, independencia, justicia, libertad, etc., u otros valores vividos por los procesos y gestas emancipatorias en cualquiera de nuestros pueblos latinoamericanos, para que ellos se actualicen, transformen nuestra visión o cosmovisión del mundo e impulsen nuevamente nuestras acciones en la trasformación de la realidad e historia circundante.


Una pedagogía inédita que nos implica a todos.


Para que estos valores acontezcan no sólo basta reconocer su génesis o pretender que ellos nacen por generación espontánea; ¡pensar ello es una ingenuidad! Estas iniciativas y acciones del pueblo para que se consoliden en valores deben entrar en consonancia, comunión y articulación con los valores asumidos como tal por la humanidad con el fin de recibir un espaldarazo y un nutriente capaz de confirmar su razón de ser como su validación a través de la verificación intersubjetiva personal y cultural. Y no basta aún esta sana extrapolación o vinculación significativa, sino que debe entrar, para su perpetuación o emancipación en el fuero interno personal de los valores vividos por los sujetos para que, en esta conexión de significados, el proceso de desaprendizaje de modos de proceder, acciones, lecturas de la realidad ajena, etc., sea una realidad para abrir espacio a un nuevo proceso emancipatorio personal, y por ende colectivo, en la medida que somos capaces de generar, potenciar o propiciar la construcción de asideros cognoscitivos, “ganchos donde colgar” el nuevo conocimiento, la nueva “moral (ética) y luces” tanto en el sujeto como en los colectivos que los asumen concienciadamente, en voluntad y libertad. Este proceso, aunque suene fácil describirlo, es arduo y complejo. No es nada fácil dejar los valores acomodaticios, consumistas, capitalistas, etc., que nos han sido inculcados durante muchos años a través de la publicidad, de la televisión, de la religión, de la educación capitalista, etc., y hemos también introyectado, en aras a la libertad que genera la toma de conciencia o concienciación de la necesidad de ser libres para así, a través del ejercicio de esa libertad, confirmar el camino transitado. Nadie deja un valor si el nuevo valor no trasciende la cotidianidad vivida como una rutina, para comenzar a vivirla como una oportunidad para la propia emancipación y rescate de la dignidad humana con los otr@s. Por ello es muy importante no ser ingenuos! Al apostar por formar en los Valores Socialistas no podemos pretender decretarlos sino acompañar su asunción afectiva, espiritual, política e ideológica movilizando a la persona en toda su integralidad donde la teoría y la práctica, la praxis histórica, permita su hegemonía, validación y permanencia. Parafraseando a Jesucristo: “que den abundante fruto (social) y que ese fruto permanezca”. Todo esfuerzo o iniciativa que no hagamos en esta dirección sólo será un remozamiento, un refrescamiento, un “lifting facial”, un rejuvenecimiento sin tocar las verdaderas causas, raíces, afectos y deseos estructurales en los sujetos, las organizaciones e instituciones que es donde se definen finalmente las decisiones, el deseo de cambio, es decir el inicio conciente del camino a la conversión revolucionaria.


En este proceso de asunción de los Valores Socialistas, tanto en el ámbito personal, organizacional e institucional, el Gobierno y los entes gubernamentales entre otros, tienen un papel crucial e impostergable en cuanto que es su responsabilidad objetivar estos principios y fundamentos a través de sus políticas, lineamientos, directrices, normas regulatorias, etc., que en función del bien social más universal y nacional debe dictaminar, velar y evitar cualquier trasgresión salvaguardando los valores que busca proteger toda norma en función de este fin: “la mayor suma de felicidad posible”. En esta simbiosis el Gobierno Nacional actúa como catalizador, media a través de la educación y las leyes permitiendo que estos valores antropo-socio-genéticos se perpetúen, apuntalen la sociedad y devengan en bienestar social de todos los/las sujetos sociales. Al cumplir este rol, este papel traerá por añadidura su hegemonía en la medida que demuestre su eficiencia en hacer realidad cada uno de ellos a través de las múltiples mediaciones políticas, institucionales, educativas u organizacionales como también garantizando y fortaleciendo la gobernabilidad al encontrar los/las sujetos “consonancia”, “concordancia” entre el deseo de obtener la mayor suma de felicidad posible y el deseo del Estado para sus conciudadanos.

EL ENFOQUE ORGANIZACIONAL E INSTITUCIONAL, PIEDRA DE TRANCA O PUNTO DE ARRANQUE PARA LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO


Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE 2008), para efectos organizacionales, enfoque se define como…”Dirigir la atención o el interés hacia un asunto o problema desde unos supuestos previos, para tratar de resolverlo acertadamente”. Cada uno de los modelos político-económico-culturales e ideológicos que venidos reflexionando: Socialismo y Capitalismo, tienen en lo relacionado a la dinámica de cambio organizacional e institucional una sazón diferente, es decir, aún cuando comparta ésta categoría en la praxis política, ideológica, de cultura organizacional-institucional y procedimental, son taxativa y substancialmente diferentes.
En la lógica y proceder del modelo organizacional capitalista-neoliberal, en cuanto al enfoque, éste está regido por las exigencias y demandas del mercado, por el afán del “ganar-ganar” y sacar el mayor provecho de los medios y bienes de producción. Ello se trasluce, se hace vida y busca perpetuarse en las organizaciones e instituciones capitalistas a través de sus dirigentes por medio de la “autocracia
[1] de élites”. Este modelo de gerencia y gestión es doblemente virulento, es decir, dañino. Ya al poner el acento en la voluntad o caprichos de uno o unos pocos como la suprema ley echa por tierra toda posibilidad de incidencia o inherencia de otros actores en la toma de decisiones como también al ser una “élite[2]” selecta, discrimina peyorativamente cualquier posibilidad de ascenso organizacional e institucional en detrimento de los objetivos o fines sociales y políticos de la institución u organización. No me refiero únicamente a las organizaciones per se capitalistas: bancos de capital privado, trasnacionales, etc., sino también a muchas instituciones del Estado Venezolano que lamentablemente siguen flirteando con este modelo sin dar pasos concretos al modelo socialista que nos exige la Revolución Bolivariana. Muchas veces se prefiere mantenerse con “lo malo conocido que con lo bueno por conocer”, yendo ello en detrimento de las Políticas de Estado, de los Lineamientos de nuestro Presidente-Comandante al ser ellas, las instituciones la mediación social para que se concreten dichas políticas.
Es propio del enfoque de este modelo o paradigma virulento, como es el capitalismo neoliberal, la planificación por objetivos, los cuales responden a la visión parcializada y sesgada de esta élite autocrática que “dirige la orquesta” desde “el otro lado del escritorio” sin conocimiento de causa de la realidad, visión que no va más allá de los indicadores económicos o estadísticas reales o remozadas que son remitidas por las bases de la gran pirámide de la gerencia y gestión organizacional capitalista y neoliberal. Los objetivos los define el mercado, los medios y recursos (entre ellos los humanos) se supeditan a ellos haciendo vida la máxima maquiavélica: “el fin justifica los medios” (Nicolás Maquiavelo, s. XVI) No importan las personas, el carácter cualitativo o humanista integral de los logros alcanzados, el bienestar generado, el logro experiencial y de facto en los Índices de Desarrollo Humano, etc., sino las estadísticas y proyecciones a través de los objetivos trazados. Lo importante es llegar a la meta… sin importar cómo! Y lo dijimos…“el fin justifica los medios”.
El nuevo modelo organizacional e institucional que queremos arraigar en nuestros entes gubernamentales, que deseamos hunda sus raíces, se enfoque en el Socialismo Bolivariano y que sobre el que denodadamente estamos trabajando muchos Revolucionarios y Revolucionarias; debe deslindarse enérgicamente del modelo arriba mencionado. Este nuevo modelo organizacional e institucional en su enfoque debe ante todo propiciar la Democracia participativa y protagónica como expresión y concreción de la propiedad social de las instituciones como bien público donde todos los hombres y mujeres del pueblo son responsables y quienes las deben encaminar para que cumplan su función social. En esta tarea, por delegación institucional emanada por los entes rectores de las Políticas de Estado, y por ende de la Presidencia de la República, la responsabilidad debe recaer en responsables directos de la gestión y gerencia institucional. Ellos y ellas, comprendiendo lo trascendental de la misión revolucionaria encomendada, deben permitir la expresión de esta democracia participativa y protagónica donde las bases y los colectivos político-sociales tienen también una palabra en cuanto a la toma de decisiones y a la asunción de responsabilidades en ellas en pos de la transición o conversión al Socialismo en la institución y en las diferentes políticas o acciones que ella emprenda. Quienes sobre sus hombros está puesta esta responsabilidad deben hacer vida la sociocracia, hacerse sociócratas lejos de la burocracia o autocracia reinante que va arterioesclerotizando las instituciones u organizaciones haciéndolas cada vez más rígidas, inhumanas e injustas. Haciéndoles perder la flexibilidad y la capacidad de responder a sus principios humanos-sociales y políticos.
Tener los objetivos estratégicos claros con las diferentes tácticas definidas para la activación socio-institucional, es una máxima que debe tener toda institución. Aquí no son objetivos en función del capital sino en función de generar “la mayor suma de felicidad posible” a la población o poblaciones de beneficiarios/as de sus servicios como también a quienes día a día van entregando y gastando su vida en su seno. Es hacer objetivo estratégico y táctico el acontecimiento real del Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS), liderado por nuestro Comandante-Presidente con todos los temores e incertidumbres como también con todas las posibilidades y potencialidades que trae consigo y busca crear nuestro Proceso Revolucionario Bolivariano.
Otro elemento que debe encarnar el nuevo enfoque de transición al Socialismo Organizacional e Institucional, es que éste debe estar basado en los Valores Socialistas. Valores que deben ser pregonados y vividos como actitudes proactivas y de activación personal-social en función del bien común socialista, por ende de la sociedad y humanidad misma, y no como meros principios universales exhortativos, buenos en sí mismos que “llenan pero no engordan”, para ser más coloquial! El Tercer Motor “Moral y Luces”, puede brindar muchos elementos para quienes deseen fundar a nivel organizacional o institucional el nuevo accionar revolucionario en estos valores. Se deben propiciar escenarios de construcción y toma de decisiones colectivas, donde la participación protagónica de las bases, ayude a redireccionar el horizonte institucional poniendo al servicio de la Revolución Bolivariana el modelo de planeación capitalista-neoliberal como lo es la Planificación Estratégica, paradigma del cual aún nos cuesta desprendernos, tomar distancia y que aún late en nuestras instituciones. Como no todo es malo per se, debemos darle la vuelta a la tortilla: propiciar ante todo la PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA PARTICIPATIVA, que a través de muchos procesos de planificación inéditos, esperan ser reconocidos “oficialmente”. Y también tenemos la certeza que esa oficialidad la da el pueblo ante todo! Sólo debemos aprender a sistematizarlos y socializarlos.
La formación en Valores Socialistas individuales y colectivos debe ser también una apuesta institucional. La formación de Cuadros Políticos exige de las instituciones y organizaciones, desde el nuevo enfoque que le queremos dar, que ésta no puede seguir siendo la “Cenicienta” en ella. La formación sociopolítica en las instituciones del Estado, las Escuelas de Cuadros, son una necesidad en la cual no se puede “correr la arruga” o “pasar el bulto a otro(s)”. De nada valdrá que tengamos Misiones, Visiones y Valores definidos (usando el modelo de la Planificación Estratégica) si no somos capaces de preparar procesual, sistemática y gradualmente las mentes, los corazones y las voluntades de nuestros potenciales Cuadros Políticos para que lo hagan vida en sus vidas, sus familias, en la institución y en la sociedad. ¡Camaradas, las oportunidades se aprovechan o no! Amén!

[1] Sistema de gobierno en el cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley (RAE 2008).
[2] Minoría selecta o rectora (RAE 2008).

MODELO ORGANIZACIONAL CAPITALISTA HEREDADO Y MODELO INÉDITO-REVOLUCIONARIO, UNA ALTERNATIVA ORGANIZACIONAL E INSTITUCIONAL PARA LA REVOLUCIÓN

Socialismo vs. Capitalismo neoliberal: ¡Dos modelos contrapuestos!

La práctica capitalista heredada, a nivel organizacional e institucional, ha permitido el “pseudodesarrollo y pseudobienestar” del pueblo y la humanidad. Ella ha sido la culpable de los grandes males de nuestra sociedad no permitiendo e inclusive aniquilando cualquier otra forma de relación económica, humana, trascendente, etc., capaz de desplazar el capital como fin único y hacerlo medio para el desarrollo y bien-estar pleno del ser humano. Esta práctica per se es destructora tanto de la naturaleza, de los medios de producción y del ser humano mismo haciéndolo “un RECURSO HUMANO”, es decir un medio más que puede ser desechado y utilizado según lo definan las políticas capitalistas y neoliberales, que tienen las horas contadas, de las grandes trasnacionales norteamericanas y europeas. El Socialismo hace del hombre, de la mujer, del bien común el centro de su acción y política poniendo todo en función de su bienestar y desarrollo con el compromiso de que éste bien-estar redunde a través de su práctica social transformadora en el bien social. Podríamos decir hace vida que…”el sábado es para el hombre/mujer y no éstos para el sábado” Valga la paráfrasis de las palabras de Jesucristo; de Mons. Romero, el Socialismo permite decir: “la alegría de Dios es que el pobre viva”, y por tanto que sea en abundancia de bien-estar en todas las dimensiones y niveles de su vida.

Las anteriores afirmaciones, en cuanto al capitalismo neoliberal, han encontrado en el modelo organizacional e institucional una forma de hegemonía y permanencia a través del tiempo que cada vez se va complejizando; hegemonía que hunde sus raíces en el desordenado afán de capitalizar, de tener (“Quién más tiene, más quiere” reza un viejo adagio), donde el fin justifica los medios y donde, quien debería ser fin: el hombre/mujer, se convierte en medio enajenado, subordinado a los intereses del capital dándose como consecuencia la explotación del otro/otra; convirtiéndose el hombre en un homo homini lupus, en un lobo para el hombre” (Hobbes s. XVII) Basta una mirada superficial, un paneo o en profundidad o preguntarle a cualquier trabajador/a de algunas de nuestras instituciones públicas, e incluso privadas, para que comience a abrirse ante nuestros ojos un abanico de estructuras, modos de proceder, canales de comunicación, decisiones, etc., que están muy lejos de permitir el acontecimiento del Socialismo en ellas además del trabajo denodado y constante de la derecha endógena la cual sabemos busca hacer o seguir haciendo de nuestras instituciones un bastión y trinchera para la lucha antirrevolucionaria. Sálvanse de esta afirmación los Ministerios, Empresas Socialistas, Instituciones, Entes Gubernamentales, Organizaciones de Participación Popular y Comunal, etc., que han iniciado un camino para la conversión y transición organizacional e institucional al Socialismo.
Como concreción de los modelos antes descritos, se caracterizan (en contraposición) algunos elementos que ayudarán a visualizar el status de cada uno de ellos, como también el carácter propio-capitalista y/o propio-socialista-inédito-revolucionario que a cada uno lo define. Se recurrirá a una serie de categorías las cuales ayudarán a definir los diferentes ámbitos implicados en el proceso de transición organizacional e institucional al Socialismo.

LA ESTRATEGIA ORGANIZACIONAL-INSTITUCIONAL DE LOS MODELOS:

Entendemos como estrategia…” el arte, traza (plan) para dirigir un asunto” (RAE)[1]. En las instituciones u organizaciones que hacen vida en y el Modelo Capitalista-Neoliberal, la estrategia es fundamentalmente adaptativa, es decir, se adapta, acopla, mimetiza con el entorno o contexto que le circunda “sin mojarse” en esa misma realidad manteniéndose siempre fiel a los objetivos capitalistas-neoliberales que la animan. Recordemos que el objetivo fundamental es sacarle el mayor provecho material a los medios y bienes de producción, incluidas las personas como “RECURSOS HUMANOS”. No asumen los países, los contextos, las regiones o las localidades como sujeto de su acción sino como objeto del cual se deben extraer los mayores beneficios posibles. Para muestra un botón, basta ver las Compañías Trasnacionales que además de su nombre extranjero, adornan su estrategia, política y proceder con el nombre soberano del país del que explotan, extraen sus recursos: p.e. XXXXX de Venezuela, XXXXX de Ecuador, XXXXX de Colombia, XXXXX de Brasil, etc. Su respuesta ante los cambios sociales, políticos y económicos son básicamente reactivos, es decir, ver cómo se saca provecho del momento presente y que esas coyunturas no pongan en peligro la lógica maquiavélica y diabólica del Sr. Mercado. Como “caimanes en boca de caño” están prestos inclusive a “pescar en río revuelto” con tal de seguir aprovechándose de los recursos de nuestros países, contaminando y empobreciéndolos en detrimento de nuestra existencia. Continuas son las críticas y acciones de nuestro Comandante Presidente en contra de este modelo que pone en peligro a la humanidad. Baste ver tantas iniciativas del Gobierno Bolivariana para contrarrestar este virulento flagelo que sigue engastado no sólo en nuestras instituciones y organizaciones sino también dolorosamente en muchas conciencias.

El Modelo para la Transición al Socialismo Organizacional e Institucional debe, en su estrategia y táctica, ante todo ser contextualizada sabiendo valorar y aprovechar al máximo, bajo criterios y valores socialistas, las potencialidades del entorno, sus fortalezas, las riquezas, las personas, etc., en función del bienestar social. Es decir, debe hundir sus raíces en cada una de sus realidades y responder a ellas. Una característica propia de la estrategia del nuevo modelo para la transición organizacional e institucional al socialismo es que debe ser anticipadora, es decir, prospectiva. Dado el continuo devenir de los procesos político-revolucionarios en los que nos encontramos inmersos en todos los ámbitos de la realidad, debemos desarrollar la capacidad de saber leer las señales del presente (discernirlas) y proyectar escenarios futuribles donde se toman en cuenta todas las variables en función de que éstas coadyuven al fortalecimiento y acontecimiento del Socialismo. Ello permitirá la versatilidad, novedad y creatividad en la respuesta idónea que cada coyuntura o escenario requiere, una respuesta re-evolucionaria que no es acomodaticia al status quo sino que lo trasciende y proyecta haciendo viable la creación de posibilidades de futuro tangibles que van a permitir encauzar los esfuerzos, energías, talentos humanos y recursos en función del fin pretendido.

Otro elemento fundamental de este nuevo modelo Socialista es que en su estrategia debe ser también proactiva, impulsada desde sí misma a crear las condiciones operativas necesarias en la implementación de estrategias y tácticas en función del objetivo revolucionario perseguido. Si la proactividad falla, el proceso de transición organizacional e institucional al Socialismo está herido de muerte desde su génesis. En su estrategia la apuesta por este modelo debe ser también diferenciada, en función de saber distanciarse del modelo capitalista u otro modelo organizacional que en sus fines, en su teoría y en su práctica deje filtrar el capitalismo neoliberal tácita o explícitamente.

Dado que ningún modelo es perfecto, si no así no se llamarían, éste debe también nutrirse en su accionar a través de las alianzas estratégicas intra y extra institucionales que sean posible establecer. Hacer ello va a permitir a la organización o institución la respectiva retroalimentación y enriquecimiento de su práctica revolucionaria además de tener referentes externos capaces de validar o no su protagonismo y su desenvolvimiento social en pro de la construcción del Socialismo. Hoy las organizaciones o instituciones no pueden pensarse ellas solas en este complejo entramado de relaciones sociales, sino deben hacer el esfuerzo de entablar puentes de diálogo y articulación interinstitucional para que el fin: la construcción y fortaleciendo del Socialismo Bolivariano, sea el único fin y no sean las instituciones y su labor un fin en sí mismo. Si esto llegase a ocurrir sería el anuncio de una muerte augurada.

[1] Diccionario de la Real academia Española (RAE) 2008.

TRANSICIÓN AL SOCIALISMO, una realidad posible!

“VINO NUEVO EN VASIJAS NUEVAS”


Ya lo dijo Jesucristo, el Primer Revolucionario radical de la historia, “vino nuevo en vasijas nuevas”. Esta máxima revolucionaria nuestro Comandante Presidente la tiene muy clara: no es posible fundar la Vta. República, relanzar la Revolución Bolivariana sin tocar las bases de la sociedad y sus instituciones. Concreción de ello es el tamiz y dirección que nos propone para la redefinición y reorientación del proceso Bolivariano, las 3 RRR: REVISIÓN-RECTIFICACIÓN-REIMPULSO. Es por ello que la construcción del Proyecto Nacional Simón Bolívar, el Socialismo del Siglo XXI, la Democracia Participativa y el Ejercicio del Poder Popular en Venezuela; nos requiere hoy día cambios profundos en los diversos niveles y ámbitos de las instituciones del Estado, de sus organizaciones, de la sociedad civil, etc., tanto en los aspectos jurídico político, económico – social, como en los aspectos filosóficos – epistemológicos y espirituales. Si ello no sucede, sólo lo que logramos es legitimar y remozar las estructuras propias de la cuarta república, capitalistas, neoliberales, injustas e inicuas en detrimento de los destinatarios/as de sus acciones y peor aún de los más pobres, quienes muchas veces están o quedan fuera de sus ámbitos de acción. Si esto lo seguimos permitiendo es mejor que “bajemos la santa maría” y no pretendamos hacer un remiendo con un trozo de tela nueva, porque esta última al encogerse será mayor el desastre que causará. Y ¡queriendo hacer una gracia, terminamos haciendo una morisqueta! De esto está consciente nuestro Presidente Comandante y ello lo deben prever quienes llevan las riendas de las instituciones estatales.


La articulación entre el Nuevo Modelo de Estado y el Nuevo Orden Social eminentemente Socialista, que se pretenden alcanzar, se debe basar, orientar y regir por una armazón conceptual que relaciona como un todo los conceptos de Estado Socialista, Estado Comunal, Democracia Socialista, Democracia Directa y Democracia Participativa; con Sociedad Socialista , Economía Socialista, Autogestión y Propiedad Social de los medios de producción, comunas y consejos comunales; estos a su vez con, la transferencia de poder a las comunidades, Ejercito Popular, entre otros; que sin ningún tipo de ambigüedades definen, orientan y establecen el significado preciso sobre el ejercicio colectivo del poder por parte del pueblo organizado. Si no logramos este engranaje conceptual seguiremos adoleciendo en nuestro proceso de fundamentos y principios teóricos, filosóficos, políticos e ideológicos capaces de dar razón de lo novedoso del mismo y defender apologéticamente su ser inédito, emancipatorio, integracionista y equitativo.
Institucionalmente, el diseño del Proyecto Institucional de Transición al Socialismo debe ser comprendido y planificado en términos de procesos y etapas desde el punto de vista diacrónico-sincrónico: en varios momentos simultáneos, teniendo como base fundamental el Proyecto Nacional Simón Bolívar o Primer Proyecto Socialista (PPS), además de ser EL REFERENTE para todas las acciones y planeaciones de las instituciones gubernamentales que median las políticas sociales, políticas, económicas, culturales, ideológicas, etc., de nuestro Gobierno y proceso revolucionario. En este sentido, se deben precisar objetivos estratégicos a corto, mediano y largo plazo; así como de las líneas estratégicas internacionales, nacionales, regionales y locales, las cuales resultan de vital importancia para construir y proyectar las transformaciones institucionales por venir. La implantación, desarrollo y hegemonía del Proyecto Nacional Simón Bolívar supone la construcción de un Nuevo Orden, un nuevo proceso de institucionalización y organización como respuesta al caos y déficit de legitimidad del diseño representativo, discriminatorio, alienante y enajenador de los bienes nacionales propio del modo de proceder de las instituciones que hemos heredado de la cuarta república y que la derecha endógena sigue aún legitimando, promoviendo y defendiendo a ultranza. Lo anterior implica la redefinición de las instituciones, de sus objetivos, estructuras, funciones, sistemas normativos, métodos y estilos de trabajo, control y evaluación, criterios para la toma de decisiones, selección y capacitación de personal; pero sobre todo, un cambio en el sistema de valores tanto personales e institucionales-organizacionales. Un cambio que es lento, donde apostamos por el éxito en función del fruto abundante que pretendemos cosechar y no por el éxito en sí mismo. Ello implica llenarnos de paciencia histórica para sembrar y tener la esperanza de recoger o no los frutos por cosechar.
Sin lugar a dudas, la Constitución de 1999 refunda la República de Venezuela bajo la orientación de la Doctrina Bolivariana y el principio de Soberanía Nacional. La Reforma planteada a la misma, postuló el ejercicio directo del poder por parte del pueblo organizado y la re-fundación ética y moral, es decir, propuso cambios a nivel de la superestructura ideológica que sintonizasen armónicamente con las transformaciones de las instituciones del estado y con las relaciones sociales de producción en la nación. Reto aún hoy vigente y por historizarse. Es por ello que la activación socio-institucional-organizacional y el actual momento político que enfrentamos, más allá de las estrategias y tácticas para lograr el triunfo del 23 de noviembre próximo, debe también contemplar no perder la visión de PROCESO, es decir, que para que los cambios perduren y den fruto abundante deben ser lentos, integrales y procesuales para que las instituciones y las personas que la constituyen, logrado el triunfo de noviembre, sean el canal y medio renovado para seguir construyendo y profundizando la Revolución Bolivariana.

Nuevos valores y proyectos, nueva estructura y lineamientos estratégicos deben inspirar a cada una de las instituciones en la operativización de las Tres RRR: REVISIÓN-RECTIFICACIÓN-REIMPULSO, en momentos de cambios y transformaciones radicales. Esta necesidad de cambios radicales deben estar permeados por los siguientes principios de trabajo: compromiso con el trabajo, convicción ideológica socialista-revolucionaria, lucha contra la corrupción, intercambio de experiencias y saberes, y participación protagónica de todos/as los actores: Directivos, gerencia media y base social del proceso organizacional e institucional. Igualmente, el cambio o conversión al socialismo debe generar nuevas categorías y conceptos los cuales deben nutrir el accionar y pensar de quienes generen estos proceso de cambio. Entre los nuevos conceptos debemos promocionar los siguientes:



  • La relación base – base con los sujetos del sistema.

  • El reconocimiento de los sujetos del sistema como protagonistas sociales históricos, políticos, éticos, morales, económicos y culturales; capaces de transformar su entorno.

  • La cooperación y articulación intra y extra muros institucionales con el fin de concentrar todos los esfuerzos para el logro de los objetivos sociales que se traducen en el incremento de la calidad de vida. A esta cooperación y articulación se le ha denominado Focalización o Acción Focalizada del Estado.